No contar con las personas mayores genera desigualdad y merma sus derechos

Redacción 30-09-2019

Con el lema ‘El viaje hacia la igualdad de edad’, desde Naciones Unidas se ha querido que la celebración del Día Internacional de las Personas Mayores sitúe el foco en la reducción de las desigualdades (entre ellas, las relacionadas con la edad), ligando así la cita con el décimo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que contempla en plan de acción de la Agenda 2030.

En la actualidad, acompañadas de mejor salud y mejor formación que generaciones precedentes, las personas mayores son cada vez más conscientes de sus derechos, y exigen ser partícipes de todas y cada una de las decisiones que afectan a sus vidas. Esta nueva realidad tiene y tendrá gran repercusión en el desarrollo sostenible de sus países y del mundo entero.

Hablamos de un segmento de población creciente y marcadamente diverso, decidido a derribar un imaginario social cargado de estereotipos, con el que no se identifica en absoluto, y que percibe como generador de situaciones y entornos que limitan su potencial y afectan a su salud y bienestar.

Una nueva mirada para eliminar limar desigualdades

En este sentido, es crucial el papel que desempeñan los medios de comunicación a la hora de brindar una narrativa más positiva y real de esta etapa vital. Cuando no invisibles meras comparsas, las personas mayores siguen copando las secciones de sucesos, y si bien, en los últimos años, se aprecia cierta evolución, persiste esa mirada paternalista y homogeneizadora tan habitual en el tratamiento de contenidos relacionados con la vejez.

Elena del Barrio, investigadora de Matia Instituto y coordinadora del grupo de imagen de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, considera que “en los medios se continúa representando a las personas mayores bajo unos estándares muy estrictos de blancos y negros. La imagen de la vejez suele representarse como contraposición a todos los valores que representa la juventud aludiendo a la decadencia, desgaste, pasividad, enfermedad, etc. En el lado opuesto también es empleada, sobretodo en la publicidad, una imagen idealizada vinculada a valores de tradición,  seguridad, sabiduría, o incluso imágenes más elitistas que muestran a personas mayores rompiendo records en los deportes… Estas dos maneras antagónicas de ver la realidad son reduccionistas y una representación simple y  en blanco y negro, de una realidad con muchos matices y color.”

Las canas parecen estar de moda y comienza a haber un movimiento reivindicativo a favor de la normalización de la vejez en el que las personas de edad reclaman su identidad propia como ciudadanos/as. El cambio de imagen en los medios, la publicidad, la televisión o el cine, no es más que un espejo de la manifestación de esta nueva realidad.

Desigualdad geográfica. Cómo el código postal influye en nuestra vejez.

Los principios de igualdad y no discriminación están reconocidos en nuestra legislación nacional y en los derechos humanos, pero la realidad es que las personas mayores se enfrentan a numerosas barreras que les impiden el ejercicio de sus derechos en igualdad de condiciones con las demás personas. Esta discriminación aumenta si a la edad se le suman otras circunstancias como el género, tener una situación de dependencia o discapacidad u otras menos visibles como señala Antonio Abellán, director de Envejecimiento en red. Según este experto “hablamos de despoblamiento, de la España rural que se vacía, pero nos olvidamos con frecuencia de que son las personas mayores quienes mantienen algo de vida y actividad en ese territorio.»

Para Abellán, el discurso de las políticas para el reto demográfico sigue centrado fundamentalmente en la despoblación. Desde Envejecimiento en red la prioridad es apoyar el diseño de estrategias “que eviten la discriminación que sufren las personas mayores en el medio rural, relacionada con la prestación de los servicios básicos a los que tienen derecho”.

En este sentido, Isabel Martínez Lozano, presidenta de HelpAge España pone de manifiesto que «desde HelpAge España reivindicamos una Convención de Naciones Unidas sobre los derechos humanos de las personas mayores, para que los estados y todas las instituciones aborden con políticas concretas el bienestar de las personas en todas las etapas de la vida, y existan mecanismos para prevenir la discriminación y los abusos que se producen en la vejez. Todo ello en aras de ir construyendo entornos amigables con la edad, que nos permitan envejecer de manera segura, con todos nuestros derechos garantizados. Desde las pensiones, a los derechos a la participación social y política, pasando por el derecho a decidir dónde y cómo queremos vivir, aun cuando podamos encontrarnos en alguna situación de dependencia.»

Desigualdad en los cuidados.

Por otra parte, más vinculada con el esfuerzo que deberían hacer las instituciones para favorecer y proteger los derechos de las personas mayores, Pilar Rodríguez, presidenta de Fundación Pilares, afirma que “cuando las personas tienen una situación de dependencia se incrementa su desigualdad porque hay más riesgo de que se vulneren sus derechos y de que pierdan el control de su vida (otros deciden por ellas). Esto suele ocurrir sobre todo en las residencias, pero también en el entorno familiar debido a la falta de iniciativas y recursos para que las familias cuidadoras puedan formarse y tener apoyos para aprender a cuidar bien, autocuidarse y evitar su sufrimiento y claudicación.”

También resulta clave contar con las personas mayores y pensar en ellas en las decisiones que afectan al urbanismo, el transporte y la convivencia en las ciudades. «El proyecto de vida de una persona, sus rutinas, sus relaciones sociales y su salud se ven afectados en cuanto no puede salir a la calle por no tener ascensor en su casa o una simple rampa que le permita mantener una vida activa aun teniendo dificultades de movilidad. Son causas de soledad no deseada, aislamiento y exclusión social», explica Mercedes Villegas, directora de la ONG Grandes Amigos, pero también lo es la ausencia de espacios públicos que faciliten la vida de las personas mayores fuera de su domicilio y que favorezcan la convivencia intergeneracional y vecinal, como zonas peatonales, parques, jardines, bancos para sentarse, descansar o charlar, acceso a baños… Todos aspiramos a envejecer, así que deberíamos recordar que cuando se urbaniza, se construye o se rehabilita pensando en las personas mayores nos beneficiamos todos», recalca Villegas.

En definitiva, se aprecia necesario combatir la desigualdad que experimentan estas personas e incluirlas como agentes de cambio para que se reconozcan sus contribuciones y puedan beneficiarse, también, de los logros.

En la página web soymayorsoycomotu.com puedes conocer más sobre esta iniciativa y ver el vídeo de la campaña.

Manifiesto conjunto

Por todo lo anterior, las entidades firmantes han elaborado el siguiente manifiesto.

No contar con las personas mayores…

  • en la sociedad, desde su visibilización como ciudadanos y ciudadanas activos que participan en diferentes ámbitos tales como la política, la sociedad civil y la familia en forma de cuidados, voluntariado y la acción comunitaria.
  • en el diseño urbano, en el transporte y en la configuración de ciudades sin barreras arquitectónicas y culturales, factores de riesgo de aislamiento, exclusión social y soledad no deseada.
  • en el diseño de estrategias de permanencia en el ámbito rural, con servicios y cuidados de calidad y de fácil acceso para todas las personas.
  • en la investigación, desde la recopilación de datos y estadísticas, así como en los estudios clínicos, para que se analice la información desagregada por edad y género. Pero también desde su participación en estos estudios e investigaciones como sujetos activos que co-investigan y co-diseñan programas, políticas y soluciones adaptadas a sus necesidades.
  • y obviar la perspectiva de género dificulta la comprensión y el abordaje de situaciones de  desigualdad que viven las mujeres mayores en distintas facetas de su vida.
  • en el desarrollo  de acciones y apoyos que garanticen su dignidad, autonomía y  bienestar cuando tienen una situación de dependencia, tanto cuando viven en su domicilio como cuando están en residencias.
  • a la hora de avanzar en un modelo de atención integral y centrada en la persona en el que se las trate como únicas y diferentes.
  • a la hora de decidir las políticas relacionadas con pensiones, jubilación, vida laboral y nuevas formas de seguir aportando al conjunto de la sociedad cumplidos los 65 años.
  • A la hora de ofrecer las mismas oportunidades para disponer libremente de su tiempo.
  • en el diseño de dispositivos y entornos tecnológicos, ni dotarlas de las habilidades necesarias para su uso.
  • en los medios de comunicación, mostrando una imagen real y alejada de estereotipos asociados a la edad.

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