Programa de vida

Berta Suárez 17-4-2018

Lograr una buena convivencia para que los últimos años de vida transcurran de forma participativa y colaborativa, es uno de los objetivos del ‘cohousing’, un movimiento que impulsa la creación de viviendas de uso privado, en las que se mantiene una economía propia y se comparten espacios y servicios en forma de cooperativa.,

El ‘cohousing’ existe desde hace varias décadas en países como Dinamarca, Suecia y Holanda, entre otros. Aunque esta práctica se está extendiendo entre la población mayor de 60 años en países como España, fue un modelo que comenzó partiendo de las necesidades de familias jóvenes. En nuestro país, el llamado ‘senior cohousing’ comienza a echar raíces con la demanda de personas mayores que buscan un retiro activo en compañía de amigos con los que conviven, colaboran y comparten experiencias

En España hay en la actualidad 34 grupos de viviendas colaborativas para personas mayores, de las que seis de ellas están ubicadas en Cataluña, según el estudio MOVICONA, presentado por la Universidad Oberta de Catalunya (UOC). En esa misma investigación también se revela que el perfil medio de los usuarios de la covivienda es el de una mujer, con un nivel educativo medio-alto. Por cada 10 mujeres hay 3,5 hombres viviendo en cohousing en España.

Las primeras experiencias de coviviendas se remontan en la geografía nacional al año 2000, siguiendo con el estudio MOVICONA, de donde también se extrae que “el principal motivo para vivir en un proyecto de vivienda colaborativa es envejecer con autonomía, compartir y vivir en comunidad y disponer de un entorno y unos servicios adecuados. Asimismo, el investigador Daniel López, líder del estudio presentado el pasado verano, declaró que “solo tiene sentido ser activo cuando puedo decidir”. López aseguró también, a propósito de las conclusiones de su equipo de investigadores del IN3-VOC que “las personas que escogen el ‘cohousing’ tienen un capital social, cultural y político que les permite sacar adelante proyectos exigentes de autogestión”.

Un largo proceso

Observando que la puesta en marcha de cooperativas formadas por comunidades de vecinos, con independencia económica en un sistema de cooperativa de cesión sin ánimo de lucro, está siendo lenta y difícil, hay que reconocer el mérito de las iniciativas que ya están funcionando en España. Desde la constitución de los grupos hasta que se dan las llaves de las viviendas, pueden llegar a pasar diez años, con inconvenientes de tipo económico y arquitectónico; incluso con desencuentros que puedan surgir con las respectivas administraciones, ya que no hay normativas específicas ni reglamentos comunes para todo el país.

Uno de los referentes de nivel nacional es Málaga Residencial Santa Clara, que abrió sus puertas  en el año 2000 y cuyos orígenes  se remontan a un grupo de amigos que fundaron, en los años 70, la Cooperativa Los Milagros, inspirados en las experiencias de Holanda y Dinamarca.

Las cooperativas de Santa Clara, como intentan desarrollarse las que ahora empiezan a abrirse camino, tienen un coste de gestión que intenta ser lo más económico posible, ya que los usuarios, al ser los dueños y realizar el proyecto, eliminan el factor beneficio que cualquier promotor privado tiene como finalidad. Al ser una iniciativa en cooperativa todas las decisiones se toman en asamblea; es pues un sistema participativo donde todos los socios deciden en conjunto todo lo que les afecta.

Además de la ya mencionada Santa Clara, los proyectos más conocidos que figuran en pleno desarrollo y que cumplen los requisitos del ‘cohousing’ son Trabensol en Torremocha del Jarama (Madrid), Puerto de la Luz (Málaga), La Muralleta (Tarragona), Convivir (Cuenca), Sol Dorado (Málaga) y Profuturo (Valladolid). Y en Algete, a 30 kilómetros de Madrid, la urbanización El Encinar de Santo Domingo, puesta en marcha en 2007.

Y en Badajoz, un grupo de jubilados está buscando apoyos para impulsar  el proyecto Convivium, que cuenta con unas 150 personas interesadas en la ciudad.

Por el momento han presentado su iniciativa a distintos colectivos, como la Universidad de Mayores de Badajoz, y se ha ido difundiendo la iniciativa en las redes sociales . El próximo paso es constituirse como asociación y crear una serie de comisiones de trabajo que estudiarían la parcela para construir las viviendas, la arquitectura, la financiación, los estatutos, etc.

Además, en Menorca, en proceso de constituirse como Sociedad Cooperativa Comunidad de Viviendas Menorca, un grupo estudia la compra de un emplazamiento en Ciutadella, mediante un préstamo hipotecario y financiación por parte de pequeños inversores y socios. Llevan incubando el proyecto desde hace dos años y están abiertos a negociar también con quien tenga una casa amplia en zona urbana, preferiblemente en Ciutadella.

Dentro de las cooperativas en marcha, con iniciativas y proyectos avanzados, están Residencial Antequera y Salobreña tropical, en Málaga; Edeta Nova, en Valencia, la Residencia San Hermenegildo, en Teruel; Egunestia, en Bilbao; Brisa del Cantábrico, en Cantabria; Vitápolis, en Toledo; así como el primer edificio de vivienda cooperativa o ‘covivienda’, en Barcelona, cedido por el ayuntamiento a la cooperativa Sostre Cívic en régimen de cesión de uso por 75 años, y que será una realidad a partir de abril. La propiedad de este inmueble nunca dejará de ser pública y la cooperativa solo lo tendrá en derecho de superficie.

En Aragón, la asociación Ecovivienda Cívica Colaborativa (Ecocivic) está integrada por un grupo de profesionales del sector de la construcción interesados en que distintos grupos de personas puedan conseguir un acceso a la vivienda distinto, según sus inquietudes y necesidades.

En Madrid, la cooperativa de vivienda en derecho de uso Entrepatios  pretende construir alternativas al mercado especulativo inmobiliario con criterios sociales y ambientales. La organización dispone de dos promociones que ya cuentan con solar (Las Carolinas y Vallekas) y un tercer grupo en formación.

 

Proyecto en Asturias

La asociación Aldeya Astur Llanera está llevando a cabo un itinerario informativo para la captación de socios interesados en la puesta en marcha del ‘cohousing’ en el Principado Con el apoyo de la Agrupación de Sociedades Asturianas de Trabajo Asociado (ASATA), y con una media docena de personas, la asociación comenzó sus primeros pasos con la intención de hacer realidad en el Principado asturiano la puesta en marcha de un proyecto de coviviendas.

La asociación de Llanera quiere enfocar el plan hacia una versión más rural, así, las construcciones de las viviendas comunitarias para mayores se enfocarían en un entorno de aldea, en el que también sería posible colaborar en el intento de poner fin a la despoblación que sufren los pueblos asturianos. Asimismo, otra de las novedades que incluye Aldeya Astur en su proyecto sería la de dar apoyo a jóvenes que quieran instalarse y vivir en el campo. “Nuestra cooperativa les serviría de lanzadera para que emprendieran empresas agrícolas. Sería consumidores y colaboradores directos, con lo que nos ayudaríamos mutuamente en el empeño de revitalizar zonas despobladas y daríamos cobertura al emprendimiento de nuevos proyectos rurales”, comentaba Francisco, el presidente de Aldeya,  a ‘NOSOTROS’.

La media de viviendas será de unas 35, ya que según experiencias similares que ya funcionan también en España, un número más elevado impide una buena coordinación y desarrollo de las mismas. “Calculamos que la aportación inicial puede ser de unos 36.000 euros, y a pesar de que el coste total de la misma no será muy elevado, el perfil del usuario será de un poder adquisitivo medio”, afirma el presidente de Aldeya.

También Galicia se apunta al ‘cohousing’

Asociaciones como Outra Forma de Vivienda están poniendo en marcha la fórmula de la vivienda colaborativa, con un proyecto iniciado por la psicóloga Olga Burque, quien tras el accidente de un familiar que lo dejó parapléjico, buscó una alternativa para darle mejor calidad de vida. La idea de Outra Forma de Vida va destinada a hogares de todo tipo y con gente de todas las edades. Hallar un terreno para desarrollar el proyecto es ahora el fundamental punto de mira de la todavía asociación. Así, se han entrevistado ya con los grupos políticos representados en el Concello de A Coruña para hablar del asunto y tratar sobre la cesión del terreno.

Un proyecto en el que se ha inspirado los promotores de la asociación gallega es el de la cooperativa La Borda, de Barcelona, que hace dos años logró que el gobierno local de la Ciudad Condal les prestara unos terrenos por un período de 75 años.

 

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