Para la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales , mientras congela la financiación del Sistema de Atención a la Dependencia, el Gobierno propone una reforma de la Ley sin recursos para su efectividad
Redacción 11-2-2025
Para la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, el Gobierno propone una reforma de la Ley de la Dependencia, sin recursos para su efectividad. Cabe recordar que, a fecha de hoy, 270.325 personas se encuentran en las listas de espera de una Ley que se sigue incumpliendo desde hace 18 años. Que cada 15 minutos- destaca la entidad- fallece una persona en estas listas de espera (34.252 personas fallecieron en 2024) y se tardan 334 días en dar la prestación o servicio (en algunas comunidades más de dos años). Y la cuantía de las prestaciones económicas y la intensidad de los servicios son, a todas luces, insuficientes y en algunos casos ridículas (264 € al mes de media para la prestación de cuidadoras no profesionales).
Obviamente, para la asociación, sin incremento de financiación los nuevos derechos que esta reforma de la Ley propone reconocer, quedan en papel mojado, pura cosmética del sistema, que sólo servirá para generar falsas expectativas a las personas en situación de dependencia y a sus familiares.
Los cambios, muchos de ellos positivos, que la reforma plantea incorporar son, de hecho, realidades ya asumidas por muchas comunidades sin necesidad de cambiar la Ley, valora la entidad. Otros, incluso, ya han sido acordados en el Consejo Territorial. Los restantes podría haberse resuelto por la misma vía, sin necesidad de todo lo que conlleva la reforma de una Ley. Y, lo más grave para la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, algunos de los cambios que propone el anteproyecto de reforma de la Ley de la Dependencia ya habían sido acordados por el Gobierno y las comunidades, y varios años después no se cumplen no porque no exista una norma sino, simplemente, por falta de financiación.
Es el caso del servicio de teleasistencia, que la reforma plantea reconocer como un nuevo derecho gratuito para todas las personas en situación de dependencia que vivan en su casa. Exactamente lo mismo que estableció el Plan de Choque del propio Gobierno. ¿Por qué no se asegura la financiación de este derecho ya establecido, en lugar de volverlo a reconocer, sin más financiación?, se pregunta la entidad.
La reforma de la Ley propone, como una de sus principales medidas, reforzar la atención en los domicilios. Justo lo contrario de lo que se está haciendo, porque ya el real decreto de 18 de julio de 2023 modificó la intensidad del servicio de ayuda a domicilio, pero seguimos teniendo una intensidad media de una hora diaria para atender a una persona en situación de dependencia (34 horas mensuales); y apenas dos horas (62 horas mensuales) para las personas con mayor grado de dependencia, para los Grandes Dependientes (grado III).
Memoria presupuestaria y compromisos de financiación
¿De qué manera va a reforzar la atención en los domicilios una ley que apuesta por ellos pero que no contempla un incremento de financiación para estos servicios domiciliarios o para aumentar la cuantía de las prestaciones económicas por cuidados familiares o no profesionales? Es fácil suponer que dos horas diarias de media de ayuda a domicilio en el hogar de una persona que necesita cuidados continuados y permanentes (24 horas al día 365 días al año) para todas las actividades básicas de su vida diaria (levantarse y acostarse, cambiar de posición, desplazarse, asearse, comer…) no permiten a sus familiares conciliar con una actividad laboral o personal, ni tan siquiera un cierto descanso o desahogo, a no ser que tenga recursos suficientes para contratar servicios de cuidado a su cargo.
Para la asociación, en materia de derechos sociales, las normas, si no llevan aparejada una memoria presupuestaria y los consiguientes compromisos de financiación, son papel mojado.
Desde que se aprobó la Ley de la Dependencia (14 de diciembre de 2006), han pasado 18 años, 13 ministros o ministras diferentes. Desde la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales siguen recordando que no se debe jugar con la angustia y las expectativas de personas que necesitan cuidados para sus actividades básicas de la vida diaria, ni con la de sus cuidadores o, mejor dicho, de sus cuidadoras.