Redacción 11-7-2025
Con la llegada del verano, los centros Tercera Actividad de atención a personas mayores y/o dependientes que la Fundación Santa María la Real gestiona en Aguilar de Campoo (Palencia) y Valdelafuente (León), retoman el programa Nuestros Mayores Viajeros. ¿El objetivo? Regresar por unas horas a los pueblos de origen de algunos de los residentes.
Este año, el primer destino en León han sido las localidades de Cifuentes de Rueda, Gradefes y Garfín, pueblos de tres de las residentes. Aurora Pozo Ferreras de 91 años es de Cifuentes; Henar Salamanca Pesquera de 79 acudió al centro de día de Gradefes y vivió mucho tiempo en la villa y Soledad Ferreras Fernández, de 90 años, fue vecina de Garfín.
“Ha sido un recorrido muy emotivo en el que todas han podido reencontrarse con familiares y vecinos“, explica Libertad Páramo, directora de Tercera Actividad León. Además, añade, “nos mostraron orgullosas la historia y los lugares más significativos de cada uno de sus pueblos”.
En Cifuentes de Rueda, primera parada, Aurora guio al grupo hasta la plaza “El trinquete”. Un lugar muy especial, punto de encuentro para los vecinos, en el que celebran unas fiestas que, según dicen, “son las mejores”. De ahí a su casa, donde la “viajera” se reencontró con sus vecinas, charló con ellas y dejó correr alguna lágrima. Ya juntas y recuperadas de la emoción, continuaron la ruta hasta el famoso caño de agua del pueblo y su iglesia.
En Garfín, el pueblo de Soledad, sus familiares y vecinos le estaban esperando en la que fuera la casa de sus padres para darle una sorpresa. Entre lloros de alegría y anécdotas, visitaron junto a ella la plaza del pueblo y la iglesia.
La ruta finalizó en Gradefes, en cuyo centro de día, Henar pasó muchas horas y buenos ratos. El recibimiento aquí fue increíble. Todos los trabajadores y usuarios del centro de día esperaban a la comitiva de Tercera Actividad con los niños de la ludoteca. “Vivimos una fantástica tarde de intercambio de juegos y experiencias, divertida y enriquecedora”, asegura Libertad Páramo. ¡Ah! Y, cómo no, hubo tiempo para merendar, reponer fuerzas y cada una de las viajeras se llevó junto a los recuerdos y emociones de día, una bonita pulsera personalizada.