Un año del Manifiesto de Salamanca: la voz iberoamericana contra el edadismo

Ángel Barrera Nieto/ Director Gerente

Hace exactamente un año, la histórica ciudad de Salamanca fue escenario de un compromiso colectivo sin precedentes: el Manifiesto de Salamanca, un llamado internacional a erradicar el edadismo y defender la dignidad de las personas mayores. Firmado por representantes de Iberoamérica y de la península ibérica, este documento levantó una bandera clara: la edad no puede ser motivo de exclusión.

El manifiesto surgió como respuesta a una realidad silenciosa pero creciente: la discriminación hacia los mayores, que con frecuencia se normaliza en la vida cotidiana. Sin embargo, lejos de ser una etapa de “retiro”, la madurez representa un tiempo de sabiduría, experiencia y aprendizaje acumulado que toda sociedad necesita reconocer y valorar.

“Las personas mayores no se jubilan de su sabiduría ni mucho menos de su dignidad”, recordaban los firmantes al estampar su compromiso en Salamanca.

Una causa que nos involucra a todos

La lucha contra el edadismo no es un asunto exclusivo de quienes ya suman canas o arrugas. La exclusión por edad genera una sociedad más frágil, más desigual y con menos oportunidades de integración. Hoy, cuando se habla de envejecimiento activo y saludable, el desafío es común: tender puentes entre generaciones y construir espacios donde todos puedan participar con plenitud, sin importar la fecha en su documento de identidad.

Por ello, al cumplirse el primer aniversario del Manifiesto de Salamanca, la Red Iberoamericana Saludable y Activa invita a toda la ciudadanía a sumarse digitalmente a esta causa a través de la web: www.redsaludableyactiva.org/manifiesto/.

Un llamado a la acción

El compromiso de esta red va más allá de la denuncia. Se trata de estrechar lazos entre países, instituciones y ciudadanos para promover un envejecimiento digno, activo y saludable. El objetivo es claro: avanzar en el desarrollo de caminos innovadores que transformen nuestras comunidades en entornos inclusivos, donde la edad sea sinónimo de riqueza social y no de barrera.

El Manifiesto de Salamanca cumple un año, pero su espíritu es intemporal. Defender a las personas mayores frente al edadismo es, en el fondo, defendernos a nosotros mismos y a la sociedad que queremos legar a las futuras generaciones

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