La lucha contra el olvido en las residencias de mayores: en primera línea contra el Alzhéimer

Redacción 17-9-2025

“Me quedé hecho polvo, se me vino el mundo abajo. Nunca pude imaginar que mi mujer fuese a tener Alzheimer, estaba llena de vida, llevaba la casa, cuidaba de su familia y siempre había sido una mujer muy activa. Había escrito un libro de cocina, dominaba el inglés perfectamente, mecanografía, taquigrafía, era secretaria de dirección de una empresa importante. No me lo podía creer”.

Así cuenta José Luís Mesa, de 77 años, cómo hace dos recibió el diagnóstico de Alzheimer de su esposa Maribel, hoy residente del centro de mayores Bouco Madrid Aravaca, en estado de dependencia total debido a su deterioro cognitivo. Como le sucede a tantos y tantos familiares de personas que padecen esta enfermedad, José Luís estaba bloqueado, no sabía qué hacer. Una vez detectado el origen de los síntomas clásicos, sobre todo los despistes y fallos de memoria, se enfocó en la medicación, las citas a especialistas y en tratar de proporcionarle todos los cuidados que necesitaba. Hasta que comenzaron los problemas en el lenguaje, la afasia, y con ella la imposibilidad de comunicarse: “eso fue lo más duro”.

Su experiencia no difiere mucho de la de otros allegados a mayores con Alzheimer, refiere desde este centro la psicóloga María del Mar Tribaldo, que añade que la duda de saber si su ser querido está sufriendo es la preocupación más común ni qué grado de consciencia tiene. 

La también psicóloga Carla Ruiz, colega de Maria del Mar en otro centro de mayores, Bouco Madrid Valdemarín, añade como preocupaciones adicionales otros aspectos emocionales y complejos, por ejemplo, si la persona mayor recuerda los momentos, si es consciente de las despedidas o de cuando los familiares se van.

Para atender a este perfil tan concreto y cada vez más numeroso de mayores, las residencias apuestan por unidades de vida especializadas según nivel de dependencia. Es el ejemplo de las UPADs, las Unidades Protegidas de Alzheimer y otras Demencias, de las residencias Bouco. En estas unidades las rutinas, actividades y relaciones sociales se organizan bajo el paraguas de la enfermedad y están personalizadas según la edad y el estado cognitivo de cada mayor. Se trata de ambientes protegidos, donde se garantiza la seguridad y se trabaja en frenar el avance del mal día a día, minuto a minuto. Además el mayor tiene acceso a un equipo de profesionales multidisciplinar que trabajan en conjunto: médicos, enfermeras, psicólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, etc.

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