Las mujeres mineras asturianas

B.Suárez  15-3-2018

‘Mujeres’ es el título de la exposición permanente inaugurada el pasado 9 de marzo en el Centro de Experiencias y Memoria de la Minería (CEMM) del Pozo Sotón,  de El Entrego(Asturias). Su nombre se debe a la nominación que recibían las mujeres que trabajaban en la mina, fuera cual fuera su categoría laboral. Ahora se las recuerda en esta muestra que recopila datos y memoria de las trabajadoras mineras a lo largo de la historia.”Hasta ahora la mujer aparecía difuminada en un mundo de hombres mineros, sin  tener ninguna relevancia. Era una deuda histórica la que se tenía con estas mujeres. Por eso decidieron investigar en los archivos, en las fotografías, en los documentos y en la memoria de alguna de las que siguen vivas”,  comenta una visitante de la exposición.

La mañana de la inauguración, la exposición contó con la participación de mujeres periodistas que vivieron por unas horas la experiencia de ser mineras, con su visita al Pozo Sotón. Además, y en paralelo, se contó con la presencia de asociaciones de amas de casa del Valle del Nalón y las concejalas de Igualdad de la cuenca del Nalón, que participaron en una visita guiada por algunas instalaciones del CEMM y disfrutaron de una representación teatral en la que la esposa de un minero y también trabajadora de la industria hullera, les contaba, a modo de comedia, sus vivencias a finales del siglo pasado. La presidenta de HUNOSA, María Teresa Mallada, también participó en la puesta en marcha de la muestra, cuyo acto central fue la muestra de un vídeo en el que se hace un recorrido por la historia de las mujeres mineras asturianas, y que pasará a formar parte de la monografía permanente.

Es una sala dedicada a todas las mujeres mineras de la historia: entibadoras, aguadoras, lampisteras, carboneras, vagoneras, dependientas de economato, telefonistas…, algunas de ellas no podían cobrar su nómina, un derecho que era ejercido por el marido. Su primera ropa de trabajo fue una falda de paño, un delantal y unas madreñas. Posteriormente, iban vestidas con un mandilón oscuro y unas sencillas alpargatas, hasta llegar al día de hoy, en el que van equipadas y protegidas como sus compañeros varones. Movían pesos que hoy sorprenderían al más forzudo; tuvimos ocasión de comprobarlo intentando levantar un cesto de carbón de los que llevaban en su cabeza.

Condiciones sociales denigrantes

Por otro lado, las viudas de los mineros tenían el “privilegio” de trabajar en la mina por la mitad del sueldo y echando más horas que sus compañeros varones. No tenían derecho a la paga por silicosis porque trabajaban en el exterior, aunque eran las que más polvo respiraban. Su paraguas para protegerse de la lluvia y el orbayo, que en Asturias es habitual, era un simple saco a modo de capirucho. En algunos documentos se recoge numéricamente que el rendimiento de algunas de ellas superaba considerablemente al de los hombres. Estas duras mujeres, soportaban, asimismo, unas condiciones sociales denigrantes, en su mayoría, para el sexo femenino. Porque también en el hogar sufrían el peso de una sociedad machista que recargaba en ellas el peso de todas las obligaciones, teniendo que bregar con el trabajo, la miseria y su situación de invisibilidad.

El trabajo de la mujer en la mina asturiana coincide con el de la expansión de las empresas mineras a finales del siglo XIX, pero hubo altos y bajos en la contratación de las mismas según la demanda laboral. Después de la Guerra Civil española fueron especialmente necesarias por la escasez de obreros. A partir de 1897, el reglamento prohíbe el trabajo de la mujer en el interior del pozo, pero en las cuencas mineras asturianas hubo alguna excepción. El reconocimiento en 2001, por parte del Tribunal Constitucional , del derecho de una mujer, Blanca Colorado, a trabajar dentro de la mina, supuso una antes y un después en la nueva era de las mujeres mineras. Eran una mano de obra barata y eficaz, aunque han desaparecido muchos documentos históricos referentes a sus trabajos específicos. Incluso poder llamarse minero o minera necesitó una sentencia judicial.

Si el trabajo del minero era duro en aquella época, cómo podría ser el de la minera, que además hacía de “entibadora” de toda la vida familiar. Se ha avanzado de tal forma en los temas laborales que hoy, la presidenta de HUNOSA es una mujer.

 

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