Redacción 1-4-2019
En España, cerca del 50 % de las personas de más de 65 años está polimedicada, es decir, toma más de seis medicamentos de forma continuada. Esta situación se agrava con la edad, como consecuencia de los cambios fisiológicos del envejecimiento, aparición de nuevas enfermedades, alteraciones funcionales y aspectos sociales, lo que supone un problema de salud pública, porque «los efectos de la polimedicación casi siempre son graves», explicó la directora Sanitaria de ORPEA, Victoria Pérez, en el IX curso de la Cátedra ORPEA en Paciente Anciano, que tuvo lugar en el Hospital Universitario HM Sanchinarro de Madrid.
Además, tiene algunos efectos secundarios como el aumento de las hospitalizaciones, caídas, hemorragia digestiva, mareos, somnolencia o alteraciones cognitivas, especificó la doctora Pérez.
Durante la sesión, la directora Sanitaria de ORPEA manifestó que «el 40 % de los mayores que llegan a nuestros centros toman una media de ocho o nueve fármacos, pero trabajamos para conseguir un correcto manejo farmacológico, de tal manera que podamos reducir entre el 25 o 30 % la polimedicación».
A través de la Valoración Geriátrica Integral (VGI) que se realiza al mayor que llega por primera vez a una residencia ORPEA, el médico podrá constatar si toda la medicación que tiene prescrita la persona está justificada.
También son importantes las revisiones periódicas de los fármacos que se ingieren, incluyendo plantas medicinales, medicamentos sin receta y suplementos dietéticos, para ajustar la dosis o valorar posibles errores, interacciones medicamentosas y el efecto dominó.
Además, se deben retirar aquellos fármacos innecesarios y considerar la posibilidad de sustituirlos por Terapias No Farmacológicas (TNF), como por ejemplo medidas higiénico dietéticas.
«En ORPEA llevamos desde 2013 trabajando con un procedimiento para el control y uso racional de las sujeciones químicas, y hemos conseguido alcanzar nuestro objetivo», indicó la doctora Pérez. Para ello, los equipos profesionales multidisciplinares de los centros crean un entorno adecuado donde se potencian las TNF en las diferentes Unidades de Vida, personalizando dichas terapias a la historia de vida de los residentes.
Racionalización y disminución de medicamentos
Por otra parte, en esta Cátedra ORPEA, la psicóloga y coordinadora del Grado de Psicología de la Facultad de Medicina San Pablo CEU, Gema Pérez, habló sobre el manejo de las conductas disruptivas en las personas mayores con demencia y la tendencia a medicar para mitigar los efectos de estos trastornos, entre los que se encuentras alucinaciones, depresión, ansiedad, euforia, deambulación o agresividad. Esta especialista reconoció que se crean situaciones muy difíciles de abordar y que generan mucha angustia y estrés. No obstante, advirtió de que la terapia farmacológica debe ser una herramienta más, pero que nunca debe tratarse de la primera y única opción porque puede tener muchos efectos secundarios y agravar los trastornos de conducta. Y recordó la importancia de respetar y mantener la dignidad de las personas. «No acercarse a ellas pensando sólo en sus aspectos biológicos, sino teniendo en cuenta también su biografía, porque así podremos obtener información relevante que nos permita abordar con éxito estas situaciones». Gema Perez recomendó la escucha activa, empatía, evitación de enfrentamientos, facilitar la autonomía, minimizar el estrés y adaptarse a las circunstancias.
En relación a la racionalización de la medicación en el anciano, la doctora Nuria El Kadaoui, del Servicio de Geriatría del Hospital General de Villalba, explicó que tiene muchos beneficios para los pacientes: «Mejora su salud, su capacidad de autonomía y su calidad de vida. Además, previene frente a efectos adversos que pueden ser muy perjudiciales». Asimismo, concretó que, para la racionalización de la medicación, «existen indicadores consensuados por expertos que pueden guiar en la conveniencia de utilizar determinados fármacos, teniendo en cuenta sus efectos secundarios e interacciones entre ellos».
Entre las herramientas principales para disminuir las sujeciones químicas, Javier Olazarán, de la Unidad de Investigación y tratamiento de la Memoria del Hospital Universitario HN de Madrid, destacó la formación de los profesionales de la residencia, y sobre todo de los líderes del centro: médicos, enfermeros, psicólogos, directores, etc. para que «transmitan a todo el personal la cultura de cuidados centrados en la persona y libres de sujeciones». También refirió que «los criterios CHROME ofrecen una metodología auditable, basada en la identificación de síndromes neuropsiquiátricos y en una aplicación y revisión sistemática del tratamiento farmacológico, que ha demostrado ser capaz de eliminar las sujeciones químicas en las personas con demencia institucionalizadas».