¿Cómo han cambiado nuestros hábitos durante el confinamiento?

15-4-2020 / Alicia Aradilla, socióloga

El COVID-19 nos ha confinado en casa. La vida sigue, pero nosotros la vivimos a través de la pantalla. La pantalla de las televisiones para saber qué sucede, la pantalla del teléfono para conectar con familiares y  amigos para sobrellevar la situación, la pantalla del ordenador para mantener un trabajo que cuelga de un hilo, que infectado cada vez parece más débil.

La única realidad física con la que tenemos conexión son las 4 paredes de nuestra casa, a veces sentimos que nos protegen y otras sentimos que nos encierran. Paredes que hacen todas las funciones, pero nosotros las sentimos muy distintas, dependiendo del estado de ánimo que nos predomine. La realidad virtual, podríamos llamarla, en un momento en el que paradójicamente lo que más nos importa es sobrevivir, salvaguardar nuestra salud y existencia.

Vivimos la realidad filtrada por palabras e imágenes ajenas. No podemos crear las propias, más allá de nuestras paredes y esporádicamente, las paredes del colmado del barrio, la pequeña panadería, la farmacia cercana. Paredes que hasta ahora no prestábamos atención y ahora se han convertido en el gran cambio de paisaje, después de un mes de confinamiento. Un confinamiento que se alarga poco a poco y, al hacerlo, ensancha el miedo y la incertidumbre, la ansiedad, que nos parecía que sólo por unos días, pocos, podríamos resistir.

Nuestra vida se metió en la pantalla y nos arrastró a ella, sin quererlo, sin pedirlo, incluso sin darnos cuenta. En esta cuarta semana de confinamiento, un balcón donde aplaudir es el único acto social –vivido desde el cuerpo-compartido al que accedemos, las caras reales que vemos, el único sonido en directo que nos llega. Lo comenzamos como un agradecimiento a nuestros sanitarios y se ha convertido en un acto sanador para cada uno de nosotros. Dosis de medicina diaria hasta el día siguiente.

Aprendizajes

La vida en la pantalla comporta muchos aprendizajes, aunque aún no podamos percibirlo en plena conciencia. Descubre cómo intentar poder sacar partido de esta nueva vida virtual de confinamiento:

  • Mostrar solidaridad a través del agradecimiento, si no hay otra manera de hacerlo, con  puntuales aplausos
  • Dar valor a los pequeños actos cotidianos. Como una manera de valorar más profundamente la vida.
  • Comprender nuestra necesidad de amor.
  • Constatar lo imprescindible del sentido del tacto en nuestra salud emocional.
  • Recordar como el sentido del humor relativiza las experiencias, las de la pantalla también, para autogestionar nuestras emociones.
  • La conciencia sobre nuestro lenguaje, porque la palabra quedó como único recurso en nuestras relaciones interpersonales.
  • Revalorizar la seguridad y confortabilidad de nuestros hogares, por poca que tengan.
  • Orientarnos a la calidad, la calidad de los consumidores en su elección de consumo.
  • Orientarnos a la calidad en la oferta de la programación televisiva. Sumergidos en nuestro propio reality show. ¿Necesitaremos los  creados artificialmente?

El COVID-19 metió nuestra vida en una pantalla para que, sin respuestas ante una situación tan excepcional, nos hagamos mejores preguntas.

 

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