Effichronic ilumina un nuevo paradigma de salud en Europa

Redacción 10-11-2020

La población mayor que no cuenta con atención sanitaria próxima a su lugar de residencia, principalmente en zonas rurales, ha aprendido a tomar las riendas de su salud para lograr una vida más plena y con mejor estado de ánimo para asumir pequeños retos diarios.
El apoyo de sus vecinos y amigos durante la formación en técnicas de autocuidado es la clave del enfoque de la salud comunitaria, donde las personas aprenden a identificar qué herramientas y hábitos a su alcance les aportan un mayor bienestar en su entorno social.

Contar con un espacio de amistad y confianza donde compartir las experiencias y participar juntos en la superación personal de cada individuo también supone un sostén importante para sus comunidades «Gracias al programa ahora soy más positiva, más dinámica y he conseguido fortalecer mis relaciones», indica Raquel Calvo, habitante de Pola de Siero (Asturias) . Para Antonio Bermejo,de la parroquia de La Espina, «compartir con otras personas que también tenían problemas fue lo mejor del curso, todas salían con más alegría», dice con satisfacción.
La metodología del programa Paciente Activo de Asturias dentro del proyecto Effichronic ha demostrado que las personas mayores pueden tomar el control de su salud y convertirse en los protagonistas de su desarrollo personal y comunitario constatando que los contenidos dirigidos a la formulación de retos y el trabajo grupal son los de más ayuda para el colectivo. Effichronic investiga la gestión de las enfermedades crónicas en las poblaciones de mayor riesgo socioeconómico para reducir su vulnerabilidad en salud. El análisis permitirá mejorar los sistemas sanitarios europeos para hacerlos más sostenibles y eficaces en el cuidado de las personas.

Esta iniciativa asturiana apoyada por Europa fomenta una menor dependencia de la atención sanitaria al poner a las personas y sus comunidades como protagonistas en el desarrollo de buenas prácticas para una vida saludable. Con la coordinación técnica de la Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología (FICYT), la Consejería de Salud y el Servicio de Salud de Asturias (SESPA) lideran un proyecto cuyo objetivo es comprobar el potencial de los programas de autocuidado en las poblaciones con menos protagonismo en las políticas sanitarias: comunidad gitana, población reclusa, mayores y cuidadores e inmigrantes.

Autocuidado y salud

Los retos dentro de esta metodología son «cambios paulatinos en los pequeños actos que hacemos a diario, los que realmente te cambian la vida», expresa Ana González, enfermera del Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) en la zona de La Espina, en Salas. González indica que dentro del programa Paciente Activo, «no se habla de enfermedad, sino de autocuidado y salud», donde el objetivo fundamental es «potenciar un envejecimiento activo para evitar el colapso del sistema sanitario en el futuro».
La captación y la selección de los asistentes a la formación en cada municipio fue posible gracias al trabajo coordinado con la Asociación Mujeres con Tiempo Propio, una de las entidades que participó en la selección de los asistentes a la formación, además de la colaboración de las enfermeras de los centros de salud de multitud de municipios rurales de Asturias, trabajadores sociales y farmacéuticos entre otros. «No se trata de que yo como sanitaria te diga lo que tienes que hacer y si yo me voy te quedas solo, sino que cada comunidad descubra cuál es su potencial en salud y entre ellos lo promuevan», explica González en relación al enfoque del programa.

Conservar el buen humor, mantenerse activos, ejercitar la mente y aprender sencillas técnicas de relajación son algunas de las rutinas que ayudan a prevenir la aparición de enfermedades en las personas de este colectivo. También es muy apreciada la información sobre los cuidados básicos para reducir el riesgo de caídas y evitar la sobremedicación.
«En este programa se habla de autocuidado, de pequeños actos, cosas muy sencillas pero que se realizan todos los días y que contribuyen a tener una vida más saludable», dice González.
Los testimonios de otras personas que participaron en la formación inciden en los aprendizajes que han obtenido para su bienestar, que también incluyen la afición a la lectura. «Aprendí a estar más activa, a hacer ejercicio físico y a procurar estar contenta para tener una vida mejor. A mí me gustaba leer y he vuelto a hacerlo», sostiene Matutina Díaz, habitante de La Espina.

«Con los ejercicios de respiración que aprendí estoy mejor porque puedo controlar mis nervios. Además, en el grupo nos apoyamos mucho al plantearnos retos y nos dimos consejos para ir superándolos», reconoce Purificación Carril, residente de Lugones, quien resalta de esta formación la sencillez y la utilidad de los contenidos para mejorar su salud cada día.

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