El recuerdo de una vida bien vivida

María Jesús Álvarez Fernández, ‘Chucha’, residente en DomusVi La Florida, acaba de publicar su libro ‘Vidas con Historia’, un hermoso y emocionante repaso a 93 años de legado humano

M. Gutiérrez 23-1-2023

Decía Jorge Luis Borges que los seres humanos “somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”. Un apasionante ejercicio de memoria es, precisamente, el que ha llevado a cabo María Jesús Álvarez Fernández, ‘Chucha’, residente en el centro DomusVi La Florida, de Oviedo, y que acaba de publicar su libro ‘Vidas con Historia’.

“Siempre pensé que las biografías se reservaban a grandes personalidades”, reconoce con humildad. Fue su nieta la que la convence de que tiene “mucho que contar” y que toda su familia está “deseando escuchar” su historia. ¿Acaso no es esa la mejor justificación para una biografía? Todo relato que tenga alguien ansioso por oírlo merece ser contado.

Nació en Columbiello (Lena) y fue la tercera de 8 hermanos. El pueblo se encontraba cerca de la mina La Gotera donde trabajaba su padre y se encontraba su escuela. Vivía en una casa llamada La Caleya, que estaba formada por una casa grande, una pumarada, una cuadra, una huerta y un corral con ovejas.

 Vivió la época de la guerra civil y la posguerra. “Durante la guerra, yo tenía 7 años, era muy pequeña, pero me acuerdo que durante los bombardeos todos corríamos a refugiarnos en las minas que había cerca del pueblo y a mí, me llevaba a hombros mi tío Florín. Mi padre estaba muy implicado en política y era destacado del partido comunista. Llegó a estar preso en la cárcel de Oviedo durante años y mi madre llevaba a diario una cesta con comida a la estación de tren y se la entregaba a una persona que se encargaba de recoger por los pueblos alimentos y ropa para llevar a los presos”, explica. Antes de eso, estuvo un tiempo escondido junto con dos vecinos “en un ‘refugio’ hecho en la cuesta de la pumarada de casa, sin que nadie lo supiera para evitar a los guardias. También estuvo un tiempo fugado en el monte”.

Durante ese tiempo lograron cubrir sus necesidades básicas con un gran esfuerzo pero, por suerte, no les faltó nada más allá de la escasez de algunos productos debido a la guerra. “Mi madre era muy especial. Siempre trabajó mucho para que no nos faltara nada, dentro de la situación difícil que vivíamos. Recuerdo que siempre cantaba mientras hacia las camas y limpiaba la casa”, rememora. No obstante, recuerda que “fueron años tremendamente difíciles”, ya que “había mucho miedo y mucha división entre vecinos e incluso familias”. “Vivir algo así durante tanto tiempo te marca de por vida, y aún ahora hay dolor al recordarlo”, apunta. “Pese a que tuvimos que ser adultos demasiado pronto, como cualquier niña fui feliz”, matiza.

En su juventud, María Jesús Álvarez Fernández conoce a Canor en los bailes de casa Serafín, quien posteriormente fue su marido. “Lo que más me gustaba de él era su forma de ser. Es cierto que al verle, me pareció el chico más guapo de todos (…) Pero lo que me hizo quedarme a su lado hasta que la vida me permitió, fue ese corazón tan auténtico que le latía dentro”, recuerda. Él iba a visitarla a Oviedo cuando empezó a trabajar para una familia, en una casa, en la que tuvo una experiencia y un trato muy buenos y fue muy bien acogida.

Un noviazgo muy especial

Lo que más disfrutó de esa época fue poder salir de casa, ganar libertad, empezar a conocer mundo más allá de Columbiello. “Si tuviera que escoger el mejor recuerdo de esta época, éste sería el noviazgo con mi marido. Fue una etapa de mucha ilusión y todo lo vivíamos de manera muy especial, fue el principio de una vida juntos llena de buenos momentos”, reconoce.

‘Chucha’ tuvo dos hijos, Toño y Marinieves. Actualmente, Marinieves trabaja como auxiliar de enfermería en la residencia en la que reside. “Ser madre para mí fue una felicidad muy grande, ya que siempre había querido tener hijos. Y mi marido aún más, era muy niñero y les adoraba”, explica. A nivel personal, María Jesús es una mujer muy familiar, que siempre ha estado rodeada de todos sus familiares, cuidando a sus dos hijos y a sus cuatro nietos con mucho cariño y devoción. “Tras la jubilación, me he dedicado al cuidado de mi familia, sobre todo los primeros años, cuando mis cuatro nietos eran pequeños (…) también aproveché para viajar mucho, sobre todo con mis hermanas”, explica. Convertirse en abuela fue, para ella, “un premio de vida, en una época en la que la madurez va dando paso a la vejez. Es como una inyección de felicidad cuándo el cuerpo y la cabeza te hacen tomar consciencia, de que la vida es algo finito que debe disfrutarse cada día”. Reconoce que “una de las cosas más duras” que vivió fue perder a su marido “tan pronto”.

María Jesús es una mujer fuerte, entregada a su familia, a quien le encanta viajar y pasar tiempo con los suyos. “Criarás a dos hijos, con todo el amor de este mundo y de otro. Les verás crecer, pasar por momentos buenos y malos, pero siempre les demostrarás que estás ahí para ellos. Junto a sus parejas, que serán parte de tu vida para siempre, te harán un regalo precioso. Cuatro personitas que se sentarán en tu regazo y te harán pensar que no puedes quererles más, pero puedes, vaya si puedes…cada día que pasa lo haces. Llegarán tus bisnietos, tendrás 5 (al menos de momento, puede que la vida te siga regalando amores). Y serás tan feliz cada vez que pases tiempo a su lado, que solo verles te quitará años y penas”, concluye en una carta enviada de manera figurada a su ‘yo’ de la infancia.

Más de 500 residentes escribieron sobre su vida

Escribir para conservar la memoria de vida. Leer para vivir otras vidas. Sobre estos dos ejes se fundamenta ‘Vidas con Historia’, el proyecto impulsado por DomusVi, en colaboración con Envita, con el objetivo de conocer y ahondar en las vidas de las personas mayores que viven en los centros residenciales de toda España.

El programa ha hecho posible que más de 500 personas mayores residentes hayan podido escribir su Libro de Vida personalizado, redactado de forma colaborativa con la ayuda de los profesionales, cuidadores y familiares, tras varios meses de compañía y diálogo. Tras la exitosa experiencia piloto iniciada el año anterior, más de 1.000 participantes se han sumado a la iniciativa a lo largo del año 2022.

 ‘Vidas con Historia’ ha permitido a los residentes narrar los momentos más importantes de su trayectoria vital y, a su vez, legar la memoria de tiempos pretéritos explicados en primera persona. El proyecto hace posible que vidas extraordinarias, que merecen ser contadas, queden recogidas por escrito en esta valiosa y personal publicación.

El programa se basa en una metodología innovadora que hace posible la digitalización de la historia de vida de las personas mayores. Los contenidos (fotografías, música favorita, grabaciones, etc) se añaden a una plataforma online y se convierten en un libro de vida impreso que, una vez finalizado, los residentes reciben en un acto homenaje.

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