Cuatro de cada 5 jóvenes y séniores coinciden en la importancia de trabajar con personas de otras edades

Según la encuesta ‘Merck: Jóvenes, seniors y un futuro que escribir juntos’

Redacción 17-7-2023

Jóvenes (20-30 años) y séniores (55-67 años) coinciden en la importancia de relacionarse con personas de otras edades en el trabajo. Concretamente, 4 de cada 5 personas de cada colectivo valora como muy o bastante importante trabajar en equipos intergeneracionales. Este es uno de los resultados de la encuesta Merck: Jóvenes, seniors y un futuro que escribir juntos’, presentada hoy e impulsada por la compañía de ciencia y tecnología Merck con el apoyo técnico de la agencia de investigación 40db, que ha sondeado la opinión de 2.554 personas de estas dos generaciones en España. Sus resultados desmontan algunas de las creencias socialmente más arraigadas sobre las que se construye el edadismo y ofrecen una visión ajustada a la realidad actual en nuestro país.
Los séniores atribuyen a las empresas que hacen coincidir a empleados jóvenes y veteranos en los mismos equipos o proyectos la ventaja competitiva de tomar mejores decisiones y una mayor capacidad para retener el talento. Por su parte, la cualidad que más destacan los jóvenes de este perfil de compañías es que saben cuidar a sus empleados.
“En España se está dando una seniorización del mercado laboral y, si se mantiene el ritmo de envejecimiento de los últimos años, los séniores representarán el 30% de la población activa en 2030. No podemos desaprovechar su talento”, explica Manuel Zafra, presidente de Merck en España. “En Merck queremos ayudar a definir un futuro próspero para el país mediante el aprovechamiento de todo el talento resultante de la diversidad generacional que hay en él. Jóvenes y séniores tienen mucho que aportar en la construcción de un futuro al que los jóvenes darán forma, en gran medida, gracias al legado que el conocimiento de las generaciones más senior dejará en ellos”.
Si bien los mayores de 55 años (92%) y la generación entre 20 y 30 años (81%) coinciden al afirmar que el talento no tiene edad, de esta encuesta se desprende que existen unas barreras de edad claras a la hora de trabajar juntos: solo al 10% de los jóvenes le gusta o interesa más trabajar con personas de 46 años en adelante y únicamente un 1% escoge trabajar con compañeros que superan los 55 años. Del mismo modo, los senior muestran menos interés en trabajar con personas por debajo de los 31 años, ya que solo el 7%
opta por trabajar con jóvenes de 20 a 30 años.
Manel Domínguez, autor del libro ‘Senior. La vida que no cesa’ y doctor en Comunicación Social, explica que le gustaría dejar como legado a los jóvenes “una nueva sociedad intergeneracional y humanista basada en la reciprocidad y el respeto mutuo entre las generaciones. Que se valore y se reconozca la contribución de cada grupo generacional, creando un entorno inclusivo en el que todas las voces sean escuchadas y aloradas”.
Por su parte, Lavinia Corduneanu, portavoz en Madrid de la asociación de jóvenes Equipo Europa, afirma que a su generación le gustaría “heredar ante las adversidades que nos esperan un futuro o una sociedad innovadora y resiliente donde, a través de un trabajo en equipo y un pacto intergeneracional, los séniores nos transmitan sus conocimientos para poder resolver los problemas sociales de una forma más efectiva,
eficiente, sostenible y justa”.
Jóvenes más ambiciosos y dispuestos al cambio y seniors con interés en lo digital
Los jóvenes utilizan en mayor medida el adjetivo “ambicioso” para autodefinirse profesionalmente en comparación con los séniores (46% vs 22%) y están menos dispuestos a dar un paso atrás en su carrera por motivos personales (34% vs 44%). Sin embargo, el 80% reconoce que dejaría su trabajo actual para cumplir el sueño de su vida, existiendo una diferencia notable respecto a los séniores (47%).
En cuanto a su capacidad de adaptación en el terreno laboral, muestran una mayor predisposición a moverse de ciudad (52% vs 33%) o país (43% vs 25%) por una buena oferta de trabajo. Asimismo, 2 de cada 3 jóvenes reconocen que cambiarían de empleo actualmente (el 64% de los jóvenes encuestados considera adecuado un plazo de 5 años para dar el salto a otra compañía y el 31% lo reduce a menos de 2 años), una realidad que se da solo en 1 de cada 3 senior.
Por su parte, las respuestas de la generación de 55 a 67 años desmontan algunos de los estereotipos más asentados en la sociedad. Según Manel Domínguez, “la sociedad vive en una desinformación dentro de una mentira orgánica infundada, aceptada y establecida respecto a los valores de la longevidad que afecta directamente a sus protagonistas séniores”. Una de las contradicciones entre los estereotipos y la realidad que evidencia esta encuesta es que los séniores consideran que hacer uso de la tecnología es imprescindible para hacer bien su trabajo en mayor medida que los jóvenes (59% vs 48%). Los resultados de la investigación también desmitifican la imagen del senior como una persona sin interés en actualizar sus conocimientos: el 56% de esta generación dice que lo que mejor le define profesionalmente son sus ganas de seguir formándose.
¿Dónde enfocan su talento?
Tanto entre los séniores como en los jóvenes, 6 de cada 10 personas afirman que trabajan en su vocación o algo que les gusta o interesa, sintiéndose igual de motivados en ambas generaciones.
Más allá de su ocupación profesional actual, el 94% de los jóvenes cree que su generación resolverá alguno o varios retos sociales. Les parece que su papel será especialmente relevante en mejorar la salud emocional de la población (45%), acabar con la desigualdad de género y encontrar la cura contra el cáncer (38% en ambos casos).
La mitad de los jóvenes (50%) cree que donde más puede aportar su generación es en I+D+i y donde menos en política (solo el 11%), mientras que los séniores consideran que donde más valor pueden aportar es en Educación (47%) y donde menos en el cuidado del medio ambiente (17%).
“Como compañía de ciencia y tecnología, en Merck hemos recibido con mucho optimismo la noticia de que los jóvenes afirmen que donde más pueden aportar es en I+D+i. Esto plantea dos retos: por un lado, como país, debemos proteger este interés creando un entorno favorable que les dé el apoyo y los recursos para que quieran quedarse en España a desarrollar su carrera. Además, tenemos que seguir fomentando nuevas vocaciones científicas, especialmente entre las niñas. Sorprende que todavía por cada mujer matriculada en una carrera STEM, haya casi 3 hombres”, explica Manuel Zafra.
Respecto a esta realidad, Lavinia Corduneanu apunta que “en una etapa temprana los séniores pueden ser una fuente de inspiración para los jóvenes. Es crucial, sobre todo para las niñas, tener referentes femeninos que impulsen su curiosidad en estas profesiones. También pueden orientar a los jóvenes acerca de sus oportunidades profesionales, generando espacios para el encuentro que les permitan conocer de primera mano la experiencia de los séniores, sobre todo a la hora de desarrollar la resiliencia y la motivación, puesto que este tipo de carreras tienden a no ser lineales”.
Por último, llama la atención que los séniores se sienten más satisfechos que los jóvenes con casi todos los aspectos de su vida (salud emocional, salud física, vida social, trabajo y vida familiar), excepto con sus perspectivas de futuro y su situación económica.

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