El nuevo modelo cuenta con un presupuesto inicial de 1.300 millones de euros de fondos europeos hasta el 2027
Redacción 11-6-2024
Que las personas que requieren cuidados no vivan aisladas de la comunidad, que tengan control sobre sus vidas y sus decisiones cotidianas y que quienes se encargan de esa asistencia cuenten con unas condiciones laborales dignas. Son algunos de los objetivos plasmados en la nueva estrategia de cuidados aprobada hoy martes en Consejo de Ministros a petición del Ministerio de Derechos Sociales. Un documento de más de un centenar de páginas que servirá como marco de todo el trabajo que pretende desplegar el Gobierno, de aquí a 2030, y que cuenta con una partida presupuestaria inicial de más de 1.300 millones de euros.
“El futuro no pasa por construir más residencias, sino por poner los recursos necesarios para que la gente pueda vivir en su barrio o en su pueblo con sus seres queridos todo el tiempo que sea necesario”, ha explicado el ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. El plan, según Bustinduy, es una “brújula” para caminar hacia un modelo “más eficiente, racional y humano”, con más recursos para la teleasistencia, la ayuda a domicilio o los centros de día frente al actual paradigma de las “macrorresidencias, cuyas deficiencias quedaron de manifiesto durante la pandemia”.
La estrategia tendrá una dotación económica inicial de más de 1.300 millones de euros, financiada por recursos de los Fondos Estructurales de la Unión Europea (UE) —el Fondo Social Europeo Plus (FSE+)— y por fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR). «Se trata de una inversión sin precedentes para una estrategia que, además, será pionera en Europa», ha destacado Bustinduy. La mayor parte de esos fondos se repartirán a las comunidades autónomas para que puedan poner en marcha ese cambio de modelo, que ya han arrancado algunos territorios con determinados proyectos pilotos.
Este nuevo modelo de cuidados se irá desarrollando a partir de cinco ejes principales. El primero, centrado en la activación de mecanismos de prevención de dinámicas de institucionalización. El segundo, en fomentar la participación de las personas y la concienciación social; el tercero y el cuarto, en poner en marcha nuevos servicios y apoyos basados en la comunidad para transformar paulatinamente los centros residenciales y avanzar hacia un «modelo hogar»; y el quinto, que recoge todas las condiciones «indispensables» para acometer esa transformación del modelo de cuidados.
El documento identifica como un ”detonante de los procesos de institucionalización“ que no se pueda acceder o mantener una casa en las condiciones que se necesita, según el grado de dependencia.
Mejorar las condiciones de las cuidadoras
La estrategia aspira también a poner el foco en una realidad discriminatoria: en torno al 70% de las personas dependientes son atendidas por un único integrante de su familia, que en la mayoría de casos suelen ser mujeres, ya sean hijas, madres o parejas. Algo que, según ha subrayado Bustinduy, «limita la autonomía, el desarrollo profesional y la calidad de vida de estas mujeres, además de perpetuar una desigualdad de género que dura ya muchas décadas».
Por ello, otro de los pilares del plan pasará por mejorar las condiciones, laborales y salariales del personal que trabaja en cuidados a domicilio y en residencias, que también está constituido en mayor parte por mujeres, muchas de ellas migrantes.