Lo que nos hace felices

9-4-2018

Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen

 En pleno “boom de la felicidad” son muchas las fuentes donde buscar respuesta a esta cuestión universal: desde libros de autoayuda a terapias de grupo, pasando por la meditación o la práctica intensiva del deporte. Las respuestas son variadas y hay incluso quien trata de personalizar , recomendando el ‘mindfulness’, por ejemplo, a personas con inquietudes íntimas y la promoción personal a los interesados en el éxito social y el dinero.

Sin embargo, y a pesar de las recetas que se vienen ensayando con mayor o menor éxito, de la lluvia de eslóganes que nos  conminan a ser los más felices del universo y a valorar todo y a todos los que tenemos, no parece que las cosas mejoren.

La frase típica, “Los ricos también lloran” no parece consolar a los pobres, y, por otro lado, los adinerados no parecen envidiar los valores de esfuerzo y recompensa que tanto significan para quienes no tienen de todo.

Deberíamos hablar de una sensación personal, que viene determinada por la vivencia general que tenemos los individuos de nuestros estados emocionalesCada uno de nosotros experimenta a lo largo del día una suma de diferentes estados emocionales. Si conseguimos que la balanza se incline hacia sensaciones positivas como alegría, esperanza, orgullo, ilusión o motivación, estaremos muy cerca de definirnos como en una situación de felicidad.

Ahora bien, aunque depende de cómo procesemos nuestra realidad, y basándose en su experiencia, hay cuatro aspectos mediante los que conseguimos mayor nivel de felicidad:

  • Realizar actividades que son de nuestro agrado, y pasar tiempo con aquellas personas que son importantes para nosotros.
  • Sentir que actuamos conforme a nuestros valores personales.
  • Realizar un trabajo que nos aporte satisfacción profesional y personal.
  • Tener un buen concepto de uno mismo. Saber que nuestro bienestar no depende de terceras personas

A estas circunstancias positivas hay que añadir la manera en que interiorizamos las negativas. Es la famosa “gestión de las emociones” , “la manera en que nos hablamos a nosotros mismos”. Es necesario prestar  atención a los siguientes puntos:

  • Aprender a validar nuestras emociones.
  • Saber gestionar nuestras capacidades cognitivas (nuestros pensamientos,) que muchas veces son obstáculos que no nos permiten alcanzar aquello que queremos.
  • Trabajar o estudiar en aquello que nos realiza.
  • Eliminar los “deberías” y “tendría que” por “querrías”.
  • Respetar nuestros valores y nuestros derechos personales.
  • Respetar los derechos ajenos.
  • Tener un vida rica en ocio y en interacciones sociales.

Hay que buscar el control de nuestra propia felicidad , construyéndola de manera personal, al margen de modas , tendencias y presiones sociales. No hay que preocuparse si no nos sentimos tan felices como nos piden las campañas de Facebook o los muñequitos de las tazas de café. Si no somos capaces de sonreír tanto como se espera de nosotros podríamos sentir una doble sensación de fracaso. Por lo tanto, la solución es ignorar la demanda externa de felicidad y apoyarnos en la reflexión. Es una buena manera de comenzar a ser felices.

 

 

 

 

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