Redacción 5-11-2020
Hoy, 5 de noviembre, se celebra el Día de las personas cuidadoras. La Fundación Pilares para la autonomía personal, comprometida con la mejora de la calidad de vida, el bienestar, el ejercicio de derechos y la consideración social de las personas mayores y/o con discapacidad, quiere celebrar este día tan especial poniendo en valor el trabajo de las personas que tanto de manera informal como formal ejercen cuidados. España pertenece al modelo de cuidados “familista”, que ha sido el tradicional entre los países mediterráneos y centroeuropeos, tanto en lo que atañe a la crianza y atención durante la infancia, como en cuanto se refiere a los cuidados de larga duración que requieren muchas de las personas con discapacidad y las personas mayores en situación de dependencia. Es por ello que para la Fundación Pilares resulta sorprendente que las últimas investigaciones oficiales de ámbito estatal sobre la naturaleza de los cuidados desarrollados por las familias españolas, las percepciones de estas y sus necesidades y demandas tengan más de 15 años, con los cambios sociales que ha habido en la última década.
En 1994 se realizó, por iniciativa del IMSERSO y en colaboración con el CIS, la primera encuesta de ámbito nacional representativa dirigida a la población española cuidadora de personas mayores, que se complementó con una amplia investigación cualitativa. Con los resultados de ambos estudios, destaca la entidad, pudo mostrarse que la familia en general, y las mujeres en particular, eran las principales suministradoras de cuidados, hallándose también que bastantes de estas personas hacían su labor en solitario y que a la misma dedicaban muchas horas diarias, por lo que buena parte de ellas referían una gran sobrecarga y estrés.
Transcurridos diez años de esta investigación de ámbito nacional referida, por dicho organismo se volvía a tomar la iniciativa de aplicar una nueva encuesta a la población cuidadora (IMSERSO/Gfk-Emer, 2005) al objeto de actualizar la situación del apoyo informal en España, observar la evolución experimentada durante el período e incorporar los resultados al conjunto de estudios previos que habrían de servir de base a la elaboración de la LAPAD.
Entre las conclusiones de esta encuesta sobresalió que, en contra de la hipótesis de la investigación, el número de mujeres cuidadoras de la familia apenas había disminuido, aunque sí se observó un cambio respecto a que buena parte de ellas estaban interesadas en compartir los cuidados y que, progresivamente, más hombres, en especial, mayores de 65 años, se iban incorporando a esta labor cuidadora. También se pudo deducir de esta investigación una tipología de personas cuidadoras, que requerían diferentes enfoques de análisis y, consecuentemente, diversas formas de facilitarles apoyos y servicios.
Desde Fundación Pilares se preguntan cómo se van a crear medidas que apoyen realmente a las familias cuidadoras si no hay datos actuales que recojan en profundidad las necesidades de estas. La falta de estudios elaborados que orienten líneas adecuadas de apoyo a las familias repercute negativamente en la calidad de vida tanto de las personas que necesitan cuidados como de las que las que lo realizan. En especial, siguen siendo las mujeres las que sufren más la carga de trabajo, según esta última encuesta 83,6% de las cuidadoras de personas de 65 y más años son mujeres y un 31% de estas ejercen entre 6 y 8 horas al día. No obstante, el hecho de la incorporación de más hombres cuidadores, en general mayores, refuerza la necesidad de avanzar en el estudio del panorama actual de los cuidados en el ámbito familiar, desde un enfoque y perspectiva de género y edad, lo que abunda en la conveniencia de acometer este estudio, añadiendo a todo ello, el análisis del impacto que haya podido tener en el ámbito de las familias cuidadoras el desarrollo del SAAD.
Por todo esto, Fundación Pilares reclama a las fuerzas políticas el apoyo a la investigación social continuada que permita mejorar la calidad de vida de las familias cuidadoras para que sus proyectos vitales puedan compaginar cuidados y vida personal y cuenten con apoyos basados en sus necesidades actuales. Sin datos actuales no se puede legislar correctamente, ni adecuar los servicios, ni los sistemas de cuidado. Esta pandemia ha sido una muestra más de que los cuidados informales necesitan apoyos institucionales.