Encuentro virtual ‘Las pensiones del futuro’

Redacción 16-11-2020

Organizado por BBVA, ‘Expansión’ y la Universidad de Valencia, las pensiones del futuro centraron el debate virtual que contó con la participación de José Antonio Herce, presidente del Foro de Expertos el Instituto BBVA de las Pensiones; Rafael Doménech, responsable de Análisis económico de BBVA Research, y el profesor José Enrique Devesa. El debate fue moderado por Manuela Pardo, vicedecana de Comunicación y Relaciones con la Empresa de la Facultad de Economía de la Universidad de Valencia.

¿Cómo serán las pensiones del futuro?

Según José Antonio Herce,  el futuro de las pensiones “es malo” pero las pensiones del futuro van a ser “muy buenas”. Para Rafael Doménech, estará vinculado al futuro de nuestro país, a la productividad que tengamos, la capacidad de generar empleo y la calidad del mismo, que traerá consigo productividad, y derivados de los anteriores los salarios que serán con los que se paguen las pensiones. “Si diseñamos un buen sistema de pensiones, que atienda los cambios que está sufriendo en los últimos años nuestro sistema, el futuro de las pensiones será bueno”

Por su parte, José Enrique Devesa opina que el futuro de las pensiones estará relacionado con los salarios, por lo que dependerá de “cómo seamos capaces de crecer durante los próximos 20 o 40 años”

 ¿Está garantizada sostenibilidad del sistema de pensiones y la generosidad entre generaciones?

Según Herce, las pensiones deberían ser “suficientes, equitativas y sostenibles, por este orden”. Pese a que la sostenibilidad esté en tercer lugar,  “es la condición sine qua non para que suficiencia y equidad puedan ser posibles”.  Para ello, se debe “ordenar mejor” la vida laboral y post laboral, es decir, “prolongar la vida laboral para adecuarla a la esperanza de vida”. La Seguridad Social “repone en mucha medida el desaguisado de nuestro mercado laboral pero no lo puede hacer todo”. Ninguna pensión debe suponer para su perceptor un “esfuerzo ni superior ni inferior al debido”. Cada persona debe “ecibir lo que ha cotizado, sin que ello suponga que el sistema deje de ser de reparto y solidario”. Y como complemento a ello, que haya pensiones del sistema de empleo, basadas en la negociación colectiva de promoción mixta público y privada.

En opinión de R. Doménech, el futuro de la sostenibilidad va a depender de “cómo va evolucionar la pensión media sobre el salario medio, que a su vez dependerá también de la evolución de la tasa de dependencia” (número de pensionistas sobre el número de cotizantes).En función de eso “habrá que hacer cambios, o bien modificando el número de años que cada trabajador debe cotizar, o bien buscando el equilibrio actuarial entre lo cotizado y lo cobrado”.

Para Devesa, si bien en tres años se puede “acabar con el déficit actual de la Seguridad Social, lo que va a estar en juego es la sostenibilidad actuarial del sistema: el equilibrio entre cotizaciones y prestaciones”. El sistema de pensiones gasta en pensiones por cada jubilado “entre un 40% y 70 % más de lo que recibe en cotizaciones. Ese déficit no se corrige con transferencias del Estado a la Seguridad Social”.

En este sentido, “deberíamos ir a un sistema de cuentas nocionales, que sería un sistema para el siglo XXI: cuentas individuales de acuerdo a las cuales nadie cobraría una pensión ni superior ni inferior al esfuerzo que ha realizado en cotizaciones. Recibiría lo que ha cotizado sin que el sistema deje de ser de reparto y solidario”.

Devesa concluye afirmando que hoy en día no hay suficientes incentivos para retrasar la edad de jubilación

¿Cómo se mide la equidad y la generosidad del sistema pensiones español?

Para J.A. Herce, la forma de calcular la pensión “no está bien enfocada, depende de cada individuo y no incentiva a seguir trabajando”. Dentro de la generosidad general del sistema, “hay muchas pensiones obscenamente bajas. Pero arreglar esto no podemos pedírselo a la Seguridad Social, hay que hacerlo fuera del sistema de Seguridad Social con complementos de renta, no de pensiones”. Además, apunta Herce, la necesidad de que el sistema educativo “prepare a los trabajadores para carreras profesionales largas y felices, no como ahora que les hace dejar el mercado laboral lo antes posible”.

¿Cuáles de las recomendaciones de medidas del Pacto de Toledo son más relevantes para vosotros?

Rafael Doménech opina que son un paso en la buena dirección, pero son “insuficientes”. El documento de recomendaciones apunta que una variante para conseguir sostenibilidad es alargar la edad de jubilación, pero no la concreta. “Echo a faltar una recomendación mucho más clara en esta dirección: vincular la edad de jubilación a la esperanza de vida. Además, al Pacto de Toledo le falta añadir objetivos de responsabilidad individual en finanzas, ser más productivos y alargar la carrera profesional, lo que permita que las pensiones de los otros sean más sostenibles”.

Según Herce, hay medidas que pueden ir en la dirección correcta como la de “provocar con incentivos o penalizaciones que se prolongue la vida laboral”, aunque “no sé si los incentivos nos costarán más de lo que van a generar”. Por cada año que se retrase la edad de jubilación, el déficit cae en un punto sobre el PIB. “Si tuviese que elegir una medida entre todas, sería la de vincular la edad de jubilación a la esperanza de vida”.

Según Herce, el balance de estas recomendaciones del Pacto de Toledo cree que “no va a ser positivo”. Para Enrique Devesa, no es una reforma, “todas las recomendaciones van en la dirección de aumentar el gasto. No hay ningún estudio de impacto económico actuarial de qué va a ocurrir cuando se tomen esas medidas”.

 

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