Patricia Serna 2-7-2018
Asturias ya cuenta con su primer laboratorio privado de congelación y conservación de ADN, Criogene, una empresa puesta en marcha con tres socios y la colaboración de Funerarias Reunidas. La bióloga avilesina Tania Fernández Navarro dirige el laboratorio junto a Fernando Vázquez, doctor en Genética y Fernando Sicilia, CEO de la empresa.
La idea de este negocio surgió hace cuatro años en una visita a EE. UU., país donde es habitual encontrar este tipo de empresas. Tras un proyecto inicial, llegó el largo proceso de constitución de la empresa que ha cristalizado finalmente en Criogene, que tiene su sede en el vivero de empresas de Ciencias de la Salud ubicado en La Corredoria, en Oviedo y que es la única de estas características que existe actualmente en Asturias.
El carácter principal de Criogene, según Fernández es “social. Pretendemos darle a la ciudadanía toda su información para su uso futuro. El ADN es un libro donde está escrito absolutamente todo sobre nosotros. Tener la información genética de un enfermo es fundamental. Pero si además tienes el ADN de sus antecesores, de un gran número de familiares, te da la posibilidad no solo de prevención, sino también de acceder a una medicina más personalizada.”
El convenio con Funerarias Reunidas, que cuenta con personal formado por Criogene para ofrecer este servicio, tiene un sentido práctico: “en muchos casos, va a ser la última oportunidad de conservar el ADN de un familiar que pueda ser útil para futuras enfermedades en la familia”, explica Fernández.
Medicina personalizada
Criogene está abierto a cualquier persona, de cualquier edad. Pero Fernández asegura que alguien que ya esté enfermo, es más probable que entienda mejor la importancia de conservar el ADN personal y familiar. “Que ahora mismo una persona no muestre una enfermedad, no quiere decir que no sea portadora de ella o que sus hijos puedan desarrollarla. Por eso lo importante es tener el ADN guardado, para el momento en el que surja algo poder actuar. El desarrollo de la medicina personalizada es impresionante en estos últimos años y la conservación del ADN para tener tratamientos más eficaces va a ser una práctica habitual y común en poco tiempo”.
La conservación y estudio del ADN puede ser útil para combatir cualquier tipo de enfermedad, según Tania: cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares, degenerativas… Y también en las denominadas “enfermedades raras”, que según indica Fernández, “aunque la prevalencia sea muy baja, hay del orden de 8.000 por lo que la probabilidad de padecer alguna no es tan remota”.
La conservación del ADN no tiene solo aplicaciones médicas. También sociales: “es útil en casos de adopción, reproducción asistida o demandas de paternidad, por ejemplo. O en casos de catástrofes, resultará muy útil para la identificación de las personas.”
El proceso es sencillo: cualquier persona particular puede contactar con Criogene para dar su ADN con un fácil proceso y tras una prueba de calidad en el laboratorio, dotado del equipamiento más moderno y eficaz para estos usos, conservarlo en buenas condiciones. Por temas de confidencialidad y seguridad, el primer contrato sería de 10 años, ampliables si el cliente lo quiere seguir conservando o destruirlo. El precio: 35 euros al año.
La diferencia de Criogene, laboratorio de conservación privado, con los bancos de ADN públicos que se encuentran habitualmente en los hospitales, es que estos están orientados a la investigación. Criogene no investiga sobre los ADN que custodia, aunque están en contacto actualmente con empresas para establecer convenios que en un futuro puedan hacer una secuenciación del genoma y un estudio completo del ADN en caso de que el cliente lo precise en algún momento.
Criogene se rige por la Ley de Protección de Datos. “Queremos hacer las cosas con mucho rigor. Las leyes son muy estrictas en este sentido en España y en Europa. La conservación del ADN es absolutamente confidencial y para uso exclusivo del cliente, no hay posibilidad ninguna de otra utilización.”
Fernández reconoce que la conservación del ADN hoy por hoy puede resultar chocante para muchas personas. “Pero estoy segura de que en muy pocos años, va a ser tan habitual y normal para los ciudadanos como pueda ser ahora mismo el trasplante de órganos, por ejemplo, que también fue muy novedoso en su momento”.