Los abuelos hacen mucho más que cuidar a los nietos cuando pasan tiempo con ellos

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Rosa Ana Alonso Ruiz, Profesora del Departamento de Ciencias de la Educación en los grados de Educación Primaria y de Educación Infantil, Universidad de La Rioja; Ana Ponce de León Elizondo, Catedrática de Universidad Universidad de La Rioja; Eva Sanz Arazuri, Profesora Titular de Universidad del área de conocimiento de Didáctica de la Expresión Corporal, Universidad de La Rioja; Magdalena Sáenz de Jubera Ocón, Docente e investigadora en el departamento de Ciencias de la Educación, área de Didáctica y Organización Escolar Universidad de La Rioja y María Ángeles Valdemoros San Emeterio, Profesora Titular de Universidad. Departamento de Ciencias de la Educación. Área de Teoría e Historia de la Educación, Universidad de La Rioja Universidad de La Rioja

Muchos tenemos la suerte de recordar los cuentos que nuestros abuelos nos contaban, esos platos de comida casera que nos preparaban, el olor del tapete de la mesa camilla sobre la que jugábamos a las cartas con ellos o las anécdotas que nos relataban sobre su infancia. Algunos, incluso, puede que nos encontremos sin pretenderlo repitiendo perfectamente la letra de una canción popular que canturreaban o que tengamos la vaga memoria de su paciente compañía mientras jugábamos en los columpios del parque.

Los padres de nuestros padres no solo son fuente de sabiduría, conocimientos y experiencias, sino que a menudo marcan nuestra manera de afrontar la existencia y forman parte de nuestra identidad.

Una sociedad cada día más longeva nos da la oportunidad de aprovechar todavía más este potencial de conocimientos, experiencias y valores de las generaciones anteriores. El incremento de la calidad de vida gracias a avances tecnológicos y científicos, el aumento de familias monoparentales, la aparición de factores de estrés económico familiar o la tendencia a ser madres y padres a edades cada vez más tardías ha generado una mayor presencia, disponibilidad e implicación de los abuelos y abuelas para desarrollar tareas de cuidado y educación de sus nietos y nietas.

Esto no solo nos permite aprender de ellos. También ayuda a incrementar su autoestima al adjudicarles un rol más activo, práctico y efectivo.

¿Qué tiempo comparten hoy nietos y abuelos?

Hemos analizado el papel de abuelas y abuelos y el tipo de actividades que realizan con sus nietos en diferentes estudios con residentes en la zona norte de España con niños de entre 6 y 12 años.

Los entrevistados destacan cómo el tiempo de ocio compartido con sus nietos les hace más propensos a sentir la vejez como una etapa de la vida en la que se sigue creciendo, aprendiendo y compartiendo. Considerarse agentes activos en el seno familiar es un estímulo al comprobar que siguen siendo útiles y que tienen mucho que aportar.

En cuanto a la percepción de los nietos, tras entrevistar a más de 1 000 niños y niñas de distintas provincias del norte de España (un 96.18 % de los cuales compartían tiempo de ocio con sus abuelos todas las semanas) constatamos que una mayoría de ellos (el 53.71 %) valoraban los aprendizajes que sus abuelos les transmitían durante el tiempo compartido. Además, un 26.75 % consideraban también importante lo que ellos mismos aportaban a sus abuelos.

Días festivos y actividades al aire libre

El tiempo que abuelos y nietos comparten se concentra especialmente en los días festivos y las vacaciones. Tras la pandemia, lo que más se practica son las actividades de ocio intergeneracional en entornos naturales, con especial preferencia por los viajes y el cuidado de plantas, huertos o animales.

Concretamente, un 78,2 % de la muestra que analizamos practica este tipo de ocio con sus nietos y perciben una mejora de su forma física, más diversión y disfrute, además de un incremento de su creatividad y de sus destrezas manuales. Así, vemos que el tipo de actividades que realizan con sus nietos va más allá de “cuidarlos” cuando no están sus padres y que les reporta bienestar a ambos.

Un papel esencial en nuestras vidas

Todas estas contribuciones ponen de manifiesto que los abuelos y abuelas juegan un papel esencial en nuestras vidas, por lo que deberíamos aprovechar la oportunidad de aprender de ellos y, sobre todo, con ellos, apreciando su implicación y valorando el tiempo que pasamos juntos.

Estudios previos del ámbito internacional también han constatado que la transmisión de conocimientos de los abuelos y abuelas a sus nietos y nietas es el motivo cardinal para los encuentros intergeneracionales. Asimismo, nuestros hallazgos coinciden con estudios que encuentran motivos y beneficios de corte afectivo o emocional como destacados de la práctica de ocio compartida, bondades vinculadas al ocio autotélico y a la satisfacción que genera pasar más tiempo juntos. Otras razones más prácticas y útiles también adquieren protagonismo, en sintonía con lo que se puede observar en otras investigaciones relacionadas con el cuidado, disfrute y entretenimiento.

Sendos grupos de discusión realizados antes y después de la pandemia pusieron de manifiesto su papel en el aprendizaje de la importancia de mantener la unión familiar, de estar presente en los momentos importantes, de disfrutar y apreciar las pequeñas cosas de la vida en busca de experiencias auténticas de desarrollo y bienestar intergeneracional.

El 1 de octubre, Día Internacional de las Personas de Edad, y el 26 de julio, Día de los Abuelos en España, nos ofrecen la oportunidad de felicitarles y demostrarles cuánto significan en nuestras vidas. Pero todo lo que desinteresadamente nos enseñan, su amor incondicional, lo que nos hacen disfrutar y su altruismo merece que todos los días del año celebremos que tener abuelos y abuelas es un maravilloso regalo en nuestras vidas.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.

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